Hoy, como aquel Moustaki que arrulló mi infancia junto al mar, declaro el estado de la felicidad permanente. Nosotros somos la revolución, decía un Joseph Beuys tocado por la musa de Gurdjieff y el aullido de fieltro de todos los coyotes. Cada uno de nosotros es un/a artista y cada acción una obra de arte.
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