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© alonso y marful, opus nigrum, 2014 (in progress)
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de profundis

© alonso y marful, de la serie de profundis, 2012

Un año más, nos unimos a la convocatoria de Tania Bruguera y "celebramos" el Día Internacional del Migrante con una performance. Durante semanas, hemos intercambiado correspondencia con multitud de instituciones y organizaciones no gubernamentales tratando de recabar cifras que nos puedan dar una idea de las dimensiones de la tragedia. Cada año, miles y miles de hombres, mujeres y niños atraviesan a pie vastas regiones del África subsahariana intentado alcanzar algún país de la costa mediterránea. Desde que se construyeron los muros de Ceuta y Melilla, el flujo de migrantes se ha desviado a Libia, a tal punto que este mismo lunes, 17 de diciembre de 2012, nos despertábamos con la noticia del cierre de sus fronteras al paso de personas procedentes de Argelia, Tchad, Sudán y Níger. Otra tapia contra el corazón del "inframundo". La razón que arguyen, cínicamente repetida por Argelia o Marruecos (de quienes es fácil sospechar las contrapartidas europeas por ejercer de países tapón), es la “seguridad”, como si las bandadas de seres indefensos que huyen, desesperados, hacia el Norte, después de haber reunido una cantidad desorbitada de dinero para entregar a las mafias, pudieran poner en jaque la seguridad de un país.

Lo cierto es que África se está convirtiendo, cada vez más, en un suculento negocio para las compañías transnacionales, que expolian sus inmensos recursos enriqueciendo a las empresas inversoras y a las élites locales mientras la gran mayoría de la población vive en la miseria y está dispuesta a arriesgar la vida atravesando el desierto bebiendo orines y el mar a bordo de una patera e, incluso, de un flotador de plástico. Iluminando las paradojas de una globalización mutilada, la Unión Europea blinda sus fronteras mientras, intramuros, aquellos que disponemos del derecho de ciudadanía por el mero hecho de nacer aquí, asistimos al libre tráfico de personas, mercancías y capitales. Según el Informe de Derechos Humanos en la Frontera Sur 2012, elaborado por la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), "llegará un día en que la Unión Europea habrá de reconocer el carácter criminal de la política de cierre de fronteras practicada, en particular, para la totalidad de los países africanos, que ha convertido el Mediterráneo y la costa africana en una gigantesca fosa común". 

Este año la convocatoria de Tania Bruguera ha vuelto a reunir a artistas de todo el mundo en torno al Movimiento Inmigrante Internacional, una iniciativa de arte útil centrada en “la creación de vínculos entre comunidades locales e internacionales” con el fin de poner de relieve el genocidio silencioso que comportan las políticas migratorias y el trato que reciben los inmigrantes en el seno de sociedades cuyas constituciones protegen el derecho a una existencia digna. Eso sí, para quienes dispongan de una documentación en regla o, tal como el gobierno de Rajoy proponía hace pocas semanas, de 160.000 euros para adquirir una residencia en nuestro país. 

A lo largo del proceso que nos ha llevado hasta aquí, hasta este dispositivo de resistencia lírica que hemos titulado De profundis, hemos tenido conversaciones con multitud de representantes de instituciones y organizaciones, públicas y civiles, que han hecho de nuestro camino un revulsivo ético y político que queremos compartir con vosotros. Nos preocupaba, en particular, la práctica imposibilidad de acceder a una estimación del número de muertos que se producen cada año en torno al trágico sueño de la inmigración. Nos preocupaban, también, las diferencias de bulto entre las fuentes oficiales, expertas en el manejo de la estadística y la obscena gestión de un zafio triunfalismo, y las procedentes de las organizaciones parasistema. Finalmente, tuvimos desde el principio la romántica idea de recuperar los nombres de algunos ahogados, a sabiendas de que su identidad permanecería para siempre sumergida en el limbo de nuestra indiferencia. Los muertos en el mar no tienen nombre. Más allá: en el mejor de los casos, los que consiguen morir en tierra firme dispondrán, como mucho, de un sumario análisis genético, una ficha dental y unas señas necrodactilares antes de ser encerrados en un ataúd barato (así se dice en las reiteradas noticias de prensa) y enterrados en nichos numerados. En Estados Unidos, donde prosigue la construcción del muro fronterizo que impide el paso de los inmigrantes desde la vecina México, los muertos son enterrados con el nombre genérico de John Doe y Jane Doe.  Los activistas pro derechos humanos rastrillan las grandes extensiones de tumbas anónimas y pintan sobre una sencilla cruz de palo la leyenda “no olvidados”.

Después de innumerables gestiones y un par de meses de evacuación de consultas, tuvimos acceso a una lista elaborada por United for Intercultural Action, la Red Europea contra el nacionalismo, el racismo y el fascismo y en apoyo de los inmigrantes y refugiados. La lista, elaborada a partir de fuentes de información muy diversas, detalla la muerte de 17306 inmigrantes y refugiados en su intento de conquistar el sueño europeo desde el año 1993. La gran mayoría son desconocidos: NN. No name. No obstante, algunos de ellos tienen nombre. Sabemos que no son más que la punta de un sangriento iceberg. Lo que se siente al mirar la lista es, sencillamente, indescriptible. Extraemos algunos casos de los últimos años:

30/05/2010   Mohamed  Abagui, hombre, Marruecos, se suicidó con una sábana en un centro penitenciario de Barcelona donde se encontraba a la espera de ser deportado.

04//08/2011   Sin nombre, 100 personas, África, ahogadas, arrojadas por la borda de un bote libio posteriormente rescatado a 104 millas de Lampedusa.

28/11/2011   Sin nombre, hombre, en torno a 25 años, África Subsahariana, presuntamente ahogado, encontrado en las inmediaciones del Puerto de Ceuta en avanzado estado de descomposición.

09/07/2012   Bernard Hukwa, hombre, Zimbabwe, ahogado, se arrojó al Támesis mientras esperaba respuesta a su petición de asilo político.

07/09/2012   Sin nombre, 79 personas, Túnez, ahogadas en el mar intentando alcanzar la costa de Sicilia.

25/10/2012    Sin nombre, 54 personas, origen desconocido, 14 encontradas ahogadas, 40 perdidas, viajaban en un bote procedente de Marruecos rumbo a Europa. 



© alonso y marful, de la serie de profundis, 2012


© alonso y marful, de la serie de profundis, 2012

De profundis es un dispositivo de resistencia lírica. Tal como los hemos descrito en otras ocasiones, nuestros "dispositivos" son acciones de carácter procesual que culminan en un objeto mínimo. Aspiramos a hacer pensar. A hacer sentir. Las acciones personales que de ello se deriven pertenecen al usuario de un dispositivo que se propone como un objeto de conciencia destinado a ser usado por un sujeto de conciencia. Cada uno de nosotros. Cada una de nosotras.
A las 14.00 h. del 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, situamos nuestro llaüt a un kilómetro y medio mar adentro desde el puerto de Can Picafort, en Mallorca. Arrojamos por la borda 17 banderas españolas y las dejamos zarandearse a merced de la corriente. Las banderas se mantienen a flote durante algunos minutos, debatiendose entre las olas. Poco a poco, se alejan de nosotras y se sumergen en el mar. Sometemos, así, al símbolo de  la nación española al mismo destino que corren los miles de inmigrantes que cada año se ahogan intentando llegar a nuestras costas.
En un gesto de desobediencia civil ante nuestras políticas migratorias, ponemos a España en el lugar de los muertos. Nos ponemos en su lugar.


© alonso y marful, de la serie de profundis, 2012

© alonso y marful

dispositivos de resistencia lírica / box of time nº1

Un dispositivo de resistencia es algo que se hace con una intención subversiva o antisistema y que, partiendo de esa base, convoca su inserción en un cierto contexto situacional que lo coloca del lado de la épica del disenso. Desafortunadamente, corren malos tiempos para el pensamiento crítico y nuestros cerebros procesan hora a hora muchas más conminaciones a la felicidad o al mito de la realización personal en píldoras de urgencia que invitaciones a una reflexión detenida y serena. Cada día recibimos millones de partículas de in/de/formación que confluyen en una masa indistinta de discursos simultáneos. En este contexto, resulta irónico que el discurso político haya intentado imponer a nuestras sociedades el irónico apellido “de la Información” o “del Conocimiento”. La sobreinformación de consumo, configurada en función de los intereses de los grupos de comunicación y de las expectativas de audiencia, no es más que un somnífero para amortiguar las conciencias. Más que nunca, la visualización del mundo como un entramado de relaciones financieras que se producen a años luz del espacio individual, hace que los horizontes virtuales de producción ideológica y revolucionaria se vean sometidos al efecto adormidera. La política se ha convertido en fumadora pasiva de una economía sin alma a cuyos flujos y reflujos el sujeto parece abandonado, como a los imperativos de una ley irrevocable.

La analgesia política y moral, la soledad, el aislamiento digital en un mundo donde la práctica indistinción entre identidades y avatares funciona como un mecanismo de desrealización psicotizante, no contribuyen a generar escenarios de reanimación a macroescala. Las operaciones de disrupción de la maquinaria se producen, cada vez más, en espacios asociativos e incluso en el discurso individual, que goza, por fortuna, de muchas posibilidades de capilarización y de adhesión de sensibilidades, por más que todos naveguemos en una confusa red de redes.

En este contexto, queremos manifestar nuestro interés en producir dispositivos de resistencia lírica que, desde la soledad de la creación, intentan tender puentes de reflexión y diseñar operaciones de cocreación en malla que nos permitan compartir emociones, sumar subjetividades y, eventualmente, reunir a un conjunto de coautores con el objeto de desarrollar un proyecto colectivo que dé lugar a una lírica expandida. Es el caso del proyecto interactivo Memorial del Agua al que todos estáis convocados.

Los dispositivos de resistencia lírica están diseñados sobre líneas conceptuales muy simples y de escala muy íntima, es decir, que, como el propio acto de enunciación lírica, como el poema, son iconos de la irrelevancia del sujeto y, también, de su propia irrelevancia. Ejecutados en torno a una imagen o a un elemento rector (el agua, el tiempo, la mirada...) buscan el descenso deliberado a ese sustrato antropológico que en el mejor de los casos nos revela y nos hermana. Equivalen a actos de protesta del tipo de los que se producen cotidianamente en la conciencia de aspirar a la calidez del contagio, a la conversación desnuda o al abrazo desprovisto de palabras. Se oponen, nos oponemos, a la hipnosis inducida por la retórica política, a todos los rostros y las máscaras de la desigualdad, a la estandarización de las identidades según modelos de homologación mediática, a la analgesia moral y a la desintegración paulatina de los horizontes de producción del discurso revolucionario, a la nueva teología del capital, a las rutinas alienantes del meritaje profesional y el sub/des/empleo, a la muerte del espíritu cualquiera que sea la acepción que se otorgue a la palabra, a la tiranía de la muerte… Somos físicas. Somos metafísicas.

¿Quién ha dicho que la guerrilla no pueda ser melancólica? Hoy os presentamos uno de los dispositivos de resistencia lírica de la serie Boxes of Time. Cada box contiene 15 minutos y 1 metáfora. Toda metáfora es una revelación.



Box of Time nº 1
Atardecer del 12 de enero de 2012
Coordenadas geográficas: 39º 45´ 49" N  3º 9´ 13" E

Box of time nº 1 es un plano secuencia grabado con un iphone4. Una mujer hace un pozo para recoger el agua del mar. Lleva en la mano una ampolla de vidrio con dos orificios. La recogida del agua se realiza por el orificio superior y su vertido por el inferior durante una serie de veces virtualmente interminable. De manera aparentemente fortuita, en cierto momento la luna parece entrar en la ampolla. Ese instante de iluminación únicamente es visible para quien la mira. Ella se entrega sumisa a la circularidad del rito mientras cae la noche.

© alonso y marful